¿Porqué en algunas ocasiones, no importa que tan bien obres, siempre habrá alguien que se aproveche de tu buena voluntad y te culpe de todo lo malo alrededor? Tal ha sido siempre el caso de la pobre Candy, aunque nunca fue tan grave desde que entré yo a dañar lo más posible esa serie hasta volvérselas trizas, jajaja. Después de todo, yo soy "la asesina de los sueños".
El capítulo de hoy se titula: Defensa Imposible
Candy se veía confundida, y no era para menos. Le parecía encontrarse en medio de una pesadilla, quizás sugestionada por todos los eventos que la rodeaban últimamente: la muerte de personas entrañables, combinada por la nula aceptación en un colegio donde pesaban más los orígenes y los recursos económicos que los buenos sentimientos, probablemente habían ocasionado que al quedarse dormida con un dolor en su corazón, su mente combinara todos los sucesos en uno solo, el cual sería una lógica continuación para los eventos que empezaban a formar parte de su vida diaria.
Pero no era una pesadilla, podía sentirse bien despierta, de pie en el umbral de una habitación, tratando de encontrar las palabras adecuadas para desmentir la calumnia que acababan de levantarle. Pero, ¿cuál era la forma adecuada de reaccionar? Estaba consciente de que en ocasiones anteriores, sus ansias por demostrar su inocencia no le habían servido de nada, cuando Elisa se encontraba cerca. Sin embargo, no se atrevería tampoco a culpar a Elisa. La muerte de la chica Patricia era demasiado hasta para ella.
Aunque Elisa, sin miramientos, repetía lo mismo una y otra vez, como si necesitara que su punto quedara muy claro: - Candy debe ser la responsable por esto, después de todo, no pudo tolerar el hecho de que Paty no haya aceptado ser su amiga. Es como cuando murió mi madre, Candy se las arregla para parecer inocente, pero siempre es ella la única que se encuentra cerca cuando estas cosas suceden.
Todas las chicas miraban a Candy y murmuraban entre ellas. Aunque solo algunas opinaban como Elisa, y encontraban lógico que Candy fuera la responsable de la horrible muerte de la pobre Patricia, después de todo, se trataba de una “dama de establo”, una huérfana vulgar, sin ninguna clase de modales, que se había sentido ofendida cuando Paty le había jugado la “inocente broma” de hacerla asistir a misa con un uniforme diferente al resto del colegio, poniéndola en el centro de las burlas. Ellas pensaban que era lógico buscar el desquite, ya que cualquiera lo hubiera hecho, pero que Candy se había extralimitado en su forma de desquitarse.
-Silencio señoritas- dijo la hermana Margaret en ese momento- esa es una acusación muy seria, y recuerden que uno de los mandamientos es no dar falso testimonio. Yo no digo que haya sido alguna de ustedes la culpable de la desgracia ocurrida a Patricia, pero quiero que permanezcan juntas y no salgan de este edificio hasta que esta situación sea resuelta. Voy a dar aviso a la hermana Grey, y aquí mismo quiero encontrarlas a todas cuando regrese.
Elisa, con una mezcla de voz asustada y petulante, replicó- hermana, no pensará dejarnos junto con…
-Todas juntas, he dicho- repitió la monja con voz seria, y se encaminó hacia la escalera que bajaba al piso inferior, y se detuvo justo antes de comenzar a bajar- y no quiero encontrarme problemas a mi regreso.
La monja dio media vuelta, y pronto desapareció de su vista. Las chicas se quedaron hablando en voz baja entre grupitos, sin dejar de voltear a ver a Candy, dejando claro que hablaban de ella, pero sin invitarla a formar parte de sus conversaciones.
La rubia chica, al igual que sus compañeras, se culpaba a sí misma, pues en menos de un año, era la sexta tragedia de ese tipo que ocurría alrededor de ella. Candy estaba segura que ella no era la culpable, por lo menos hasta donde ella recordaba. Sin embargo, ahora pensaba que ella era el único factor común en esas escenas, y aunque no entendía cual podría ser el móvil en común de todas estas muertes, la afectaban personalmente, pues en todos los casos se trataba de personas muy queridas, o con muchos conflictos en su vida. Y luego trató de desechar esa idea considerando absurdo la forma en que la culpabilidad la estaba afectando.
Poco tiempo pasó antes que un gran grupo de personas hiciera su aparición en los dormitorios de las chicas: la hermana Grey, directora del colegio, casi corría junto a la hermana Margaret, quien le seguía explicando los pormenores de lo ocurrido con Paty, seguidas de varias religiosas, todas maestras del colegio, y de un grupo de chicos, quienes extrañando la presencia de las chicas a la hora del desayuno, y al ver correr a las maestras, optaron por seguirlas para enterarse de primera mano lo que ocurría, pues debía ser algo muy importante para generar tanto desconcierto tan temprano.
Sin embargo, justo cuando las últimas religiosas entraban al edificio, una de ellas volteó y enérgicamente cerró la puerta, mientras decía en voz muy alta “esto no es asunto suyo”. Y los chicos, inquietos como eran, no tardaron en empezar a colarse por las ventanas que encontraron fáciles de abrir en el primer piso. Neal, Archie, Stear y Anthony estaban entre los primeros que lograron colarse, y de puntillas llegaron a la escalera, tratando de no hacer ningún ruido.
-Esto es muy grave- se escuchaba la voz de la hermana Grey- nunca había ocurrido algo así en este colegio.
-¡Fue Candy!- volvía a decir Elisa, como si estuviera segura que la rubia de verdad fuera la causante de la tragedia de Paty. La verdad es que Elisa misma no lo creía, pero no podía desaprovechar la oportunidad de culparla si con eso pudiera lograr su expulsión del colegio y librarse de su presencia.
-¡Silencio señorita!- dijo la hermana Grey- en verdad que esto se sale de mis manos, y tendremos que recurrir a un investigador para aclarar este hecho, pero hasta entonces, todas están confinadas a permanecer en este edificio. Hasta entonces, tienen prohibido seguir emitiendo juicios a la ligera, o serán llevadas al cuarto de meditación.
Los chicos por más que se esforzaban, no escucharon más, pues las mujeres bajaron la voz, y después bajaron apresuradamente, por lo que se vieron obligados a buscar un escondite en la planta baja, decididos a enterarse de más, en cuanto las monjas se descuidaran, antes de abandonar el dormitorio de chicas.
-¿Qué será lo que está pasando?- le preguntó Anthony a sus primos en voz baja.
-Lo que sea que esté pasando, la culpable es Candy, como siempre- dijo Neal en el mismo volumen, pero con una sonrisa malévola en el rostro.
-Eso no lo podemos asegurar tan a la ligera- contestó Archie mirándole retadoramente y apretando los puños.
-Pues si escuchan tan bien como yo, debieron escuchar las voces de las chicas diciendo que Candy es la culpable- volvió a contestar Neal sin amilanarse por la reacción de Archie, sabedor de que estaban quebrantando varias reglas como para arriesgarse a pelear a golpes justo en ese momento.
-La única voz que se escuchaba señalando a Candy, era, como siempre, la de tu hermana, y tú bien sabes que tanto ella como tú, no pierde oportunidad en tenderle trampas a Candy e incriminarla- contestó Stear aún más molesto que Archie.
-Sigan engañados si quieren- dijo Neal encogiéndose de hombros- pues no hay peor ciego que el que no quiere ver. Yo por mi parte, iré a ver que pasa.
Y salió de la habitación en que estaban escondidos, dejando a los chicos confundidos.
-Creo que nosotros también deberíamos ir a echar un vistazo, ¿no creen?- preguntó Archie a sus primos con la mirada clavada en la puerta.
-Vamos- contestó Stear- y podemos aprovechar para buscar a Candy y darle ánimos, tengo la impresión de que hoy nos necesita más que nunca.
Los hermanos se dirigieron a la puerta, pero Anthony no se movió de su sitio. Los chicos se extrañaron de que no los siguiera prontamente, y le llamaron desde la puerta. Anthony tenía la mirada perdida, como sumergido en sus propios pensamientos.
-¿Te sientes bien?- preguntó Archie.
-No realmente- contestó el aludido.
-Es natural primo, todos estamos igual de preocupados por ella- dijo Stear.
-Pienso que no importa cuanto me esfuerce, nunca podré protegerla de todo- contestó Anthony.
-Tal vez no, pero no perdemos nada con seguirlo intentando, ¿no crees?- contestó Archie.
-Lo olvidaba- contestó Anthony con melancolía- que ustedes no solo se preocupan por ella, sino que la quieren de la misma forma que yo.
-Primo, no estamos para hablar de eso ahora, recuerda que tenemos que investigar que ocurre antes de que se den cuenta que estamos aquí.
Y sin más palabras, los chicos salieron de la habitación que les servía como escondite, y al no captar ningún ruido proveniente de la planta alta, subieron lo más sigilosamente que pudieron por las escaleras, atentos a volver atrás en cualquier momento. Lo primero que vieron al terminar de subir la escalera, fue la pálida figura de Neal, como estatua de cera, petrificado en el pasillo, con la vista fija hacia el espacio abierto del interior de una habitación. No queriendo llamar la atención, se acercaron a él, y siguieron su mirada, sin hablar, para descubrir el motivo de lo que lo horrorizaba. Balanceándose involuntariamente, se encontraba aún el cuerpo inerte de Patricia O`Brian colgado de una viga, esperando por la llegada de alguien capacitado para decir que era lo que había pasado en ese lugar.
-Deberíamos entrar a ver más de cerca- susurró Stear.
-¿No te es suficiente con verlo desde acá?- preguntó Archie en el mismo tono.
-No es curiosidad- contestó Stear- si es que a eso te refieres. No puedo explicarte porqué, pero creo que tenemos que verla más de cerca.
-Ve tú si quieres- contestó su hermano- yo siento que ya he visto demasiado.
-Voy contigo- contestó Anthony. Y ambos entraron a la habitación de Paty, y dieron vueltas alrededor del cadáver sin decir una palabra, mientras Neal y Archie mantenían una pequeña discusión en susurros.
-A esto se refería mi hermana, y tiene razón- observó Neal.
-¿Qué estás insinuando?- preguntó Archie, solicitando la confirmación en palabras de lo que ya había entendido entre líneas.
-Ya lo sabes- contestó Neal- después de todo, recuerda que estas cosas solamente pasan alrededor de Candy.
-Deja de culparla, o de pronto olvidaré donde estamos, y te daré tu merecido por hablar de una dama de esa manera- y al decir esto, se dejó llevar por sus impulsos y tomó a Neal del cuello de su saco, mientras levantaba el puño izquierdo amenazadoramente contra él.
Pero justo en ese momento, escucharon abrirse nuevamente la gran puerta de entrada al edificio de la planta baja, y rápidamente, Archie soltó a Neal para hacerles señas a Anthony y Stear de que debían salir de esa habitación, mientras Neal corrió a la que sabía era la puerta de la habitación de su hermana a esconderse.
-Debemos escondernos pronto- urgió Archie.
-Si la orientación no me falla- dijo Stear-, la habitación especial, la de Candy, es la que está justo aquí- y al decirlo señalaba la puerta de su derecha.
Rápidamente los chicos entraron sin golpear a la habitación de Candy, quien en ese momento lucía muy agitada en el balcón.
-Chicos- dijo Candy tratando de no levantar la voz y acercándose rápidamente a ellos- ¿qué hacen aquí?
-Hemos venido a ver como estás, estábamos preocupados por ti.- contestó Anthony acercándose a ella y tomándola de las manos con preocupación.
-Nos enteramos de lo ocurrido- agregó Archie- y sabemos que Elisa quiere aprovechar para culparte, como siempre lo hace, pero no te preocupes, verás que no lo logra.
-¿Cómo se enteraron tan rápido?- preguntó Candy asombrada- si precisamente por eso no nos han dejado salir del edificio, para que no se haga un reguero con la noticia.
-Pero es que fue precisamente eso- contestó Stear- que al no acudir las chicas esta mañana a desayunar, todos notamos que algo raro pasaba, y cuando vimos llegar a la hermana Margaret y salir a prisa tras la hermana Grey y a las demás tras ella, sabíamos que algo grave ocurría, y decidimos venir para enterarnos, y para ayudarte si es posible.
-¿Para ayudarme en que sentido?- preguntó Candy mientras palidecía.
-Pues francamente, no sabíamos a qué debíamos ayudarte- contestó Stear- pero algo nos decía que si se trata de un problema de chicas, de seguro buscarán la forma de culparte. Aunque confieso que yo creía que se trataba de una falsa acusación de robo y estaba listo a probar un detector de mentiras que estoy inventando… pero aunque justo ahora no sé como ayudarte, algo se nos ocurrirá.
-Pues que bueno que no tendrás que usar el detector de mentiras, hermano- dijo Archie- porque estoy seguro que ese terminará en explosión como la mitad de tus inventos… esa mitad que no acaba sumergida en un lago, río o mar.
-Búrlate lo que quieras-contestó Stear algo molesto- pero no lo hagas ahora, que hay temas más importantes.
-Yo creo- dijo Anthony- que no deberíamos preocuparnos, aunque se vea horrible, yo creo que los que investiguen la muerte de Patricia llegarán a la conclusión de que la chica se suicidó, y de seguro encontrarán una nota suicida.
Los chicos se quedaron hablando, pero justo en ese momento, en la habitación de Paty, un hombre examinaba cuidadosamente la escena del crimen.
-Pues, aunque creo que es apresurado emitir un juicio solamente con esta evidencia, lamento informar que la señorita fue asesinada.
-¿Está seguro?- preguntó la hermana Grey- aunque nunca esperé algo así de Patricia, pero la forma como fue encontrada es clásica entre los sucidas, ¿o me equivoco?
-No se equivoca- dijo el detective, y aquí los más raro, hay una nota de suicido... es cierto, pero tendríamos que hacer más pruebas, pues esta chica no la escribió, y créanme, es muy fácil comprender que la chica fue asesinada, ya que, si no se han fijado, háganlo ahora, y se darán cuenta que no hay ningún banco a los pies de ella, ni ninguna silla, lo que implica que alguien más se encargó de colgarla, y no solo de eso, de limpiar la escena del crimen, previendo seguramente que yo buscaría por cielo, mar y tierra, hasta encontrar al culpable. Pero no se preocupen, ese bandido se va a enterar de lo que es un investigador profesional.
Desde la habitación de Candy, los cuatro tenían las orejas pegadas a la puerta, para escuchar lo más posible que ocurría en los pasillos, esperando que se despejara el camino para salir de ahí.
Sin embargo, la suerte no los favoreció, ya que pronto unos golpes sonaron a la puerta, y se escuchaban repetidos en el pasillo, como si fuera un eco, y todos comprendieron que las hermanas estaban llamando a todas las chicas al pasillo par informarles de las últimas novedades de la investigación.
-No podremos salir de aquí sin que nos descubran- se lamentó Archie- eso no es bueno.
-Entiendo- dijo Candy- tendrán problemas si los ven aquí.
-No solo nosotros, tú más- dijo Stear- por ser mujer.
-Creo que lo mejor será salir ya por el balcón- dijo Anthony, mientras tomaba una cuerda que parecía haber sido puesta a propósito junto al balcón.
-Sí, vayan por ahí, si yo justo estaba por bajar por esa cuerda para ir a buscarles, cuando ustedes llegaron, no se preocupen, está bien amarrada.
-Está bien, nos vamos entonces- dijo Stear- y no te preocupes, si te quieren hacer un problema, nosotros siempre haremos todo por ayudarte.
-Gracias chicos- dijo Candy- es bueno saber que ustedes me creen, y con eso me parece suficiente.
Los chicos trataron de bajar apresuradamente, primero Stear, luego Archie, y al final Anthony. Pero no habían considerado que bajar los tres al mismo tiempo era demasiado peso para la cuerda, la cual, mucho antes de que tocaran el suelo, se rompió de improviso, provocando que los chicos cayeran estrepitosamente, uno sobre otro, justo cuando Candy abría la puerta para salir de su habitación, por lo que el ruido proveniente del exterior, se alcanzó a escuchar por todos los presentes en el pasillo, y Candy, más preocupada por sus amigos que por ella misma y por ocultar el hecho de haber tenido visitas recientemente, corrió junto al balcón, solamente para ver, desde lo alto, los cuerpos de Archie, Stear y Anthony, inmóviles por la caída.
Y esto fue demasiado para la chica, quien lanzó un grito de dolor mezclado con terror, y se desmayó.
Continuará…
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