El mejor regalo es el amor.
Por Isarose.
Anthony se encontraba en su habitación preparándose para lo que sería su fiesta de cumpleaños, la tía abuela había organizado un baile en la mansión de Lakewood, así que la mayoría de los Andley estarían presentes. A Anthony nunca le había gustado tanta ostentación, tanto derroche, todo eso lo hacia sentir incómodo. Había crecido rodeado de gente aduladora pues todos sabían que el era el único heredero de la gran fortuna Andley. Al menos ahora estaba Candy y eso lo hacia sentir mejor, sabia que ella lo quería sinceramente, si no fuera por ella y sus primos esa bendita fiesta sería un suplicio…Estaba ajustando los últimos detalles en su traje de gala cuando vinieron a su mente bellos recuerdos del que hasta ese día había sido el mejor cumpleaños de su vida, el último que pudo celebrar con su madre, ahí precisamente en Lakewood ya hace más de 10 años…
--Vamos querido, sopla las velitas—decía la dulce voz de su madre.
--Si, Tony que no quede ninguna—dijo alegremente su padre.
--¿Qué deseo pediste Anthony?—preguntó el pequeño Archie mirando las velitas humear.
--¡Que mi mami este siempre conmigo!—exclamó el festejado.
Todos los adultos presentes lo miraron conmovidos, ya que sabían que Pauna estaba muy delicada de salud y probablemente no vería ese invierno.
--Anthony, mi cielo… –Lo abrazó su madre—Yo nunca te voy a dejar, soy parte de ti, siempre estaré aquí—señalo el corazón del pequeño--Y aquí—luego la frente. El chiquillo asintió y sonrió inocentemente al creer que su deseo sería realidad. Que su ser más querido estaría siempre a su lado físicamente, no solo espiritualmente.
--¡Oh, yo también pediré eso en mi próximo cumpleaños!—dijo Stear con ojos brillantes de emoción.
La pequeña fiesta continuó y el rubio niño de sonrisa angelical y grandes ojos azules como el cielo, recibió muchos regalos tan hermosos como costosos, de su padre, de su tía abuela Elroy, de sus primitos y de su madre…
Al llegar la hora de dormir, Pauna lo llevó a su habitación, le puso el pijama y antes de acostarlo le dijo:
--Anthony, recuerda que el mejor regalo que puedes dar o recibir y nadie puede comprar es el amor—
El pequeño la miró y preguntó:
--¿Y cómo podemos dar amor mamá?
--Muy fácil, con pequeños detalles que tal vez para los demás no sean importantes pero que sin duda para la persona que te ama y para ti si lo son. Por ejemplo así…
--Este es mi regalo para ti---le dio un abrazo—Te quiero hijito.
--Y yo a ti mamita, mucho—le dijo al acostarse y su madre le dio un beso en la frente al arroparlo.
…
--¡ANTHONY YA ES HORA!—Era la voz de Stear que se asomaba por la puerta junto con Archie interrumpiendo sus recuerdos.
--Vamos galán deja de mirarte al espejo, ya sabemos que Candy le gustas de todas maneras—dijo el elegante Archie en broma al verlo algo pensativo y triste.
--Ah, este…si—sonrió ampliamente Anthony.
--Presumido jeje— Archie sacó la lengua y golpeó a Anthony en el brazo con el puño. Anthony hizo como si le hubiera picado un mosquito y todos se rieron.
--Vamonos antes que venga la tía a llevarnos de la oreja—los apresuró Stear simulando el estirón y haciendo muecas.
Las bromas y risas continuaron hasta que de camino al gran salón se encontraron con Candy ricamente ataviada, quedando por un momento boquiabiertos los tres—
--Te ves… ¡Bellísima!—dijo Anthony galantemente antes que sus primos reaccionaran.
--Gracias—dijo tímidamente la chica pecosa--Anthony ven un momento, te tengo una sorpresa— Candy tomó a Anthony de la mano y lo llevó a la cocina que en ese momento estaba vacía pues ya todos los sirvientes estaban en el salón pendientes de los invitados.
--¡Eso, como nosotros estamos pintados!— exclamó Archie con fingida indignación al verlos alejarse.
--Ni modo hermano, así son las cosas, mejor vamonos a esperarlos al salón—dijo Stear sonriendo mientras limpiaba sus anteojos.
Al llegar a la cocina Candy puso en la mesa frente a Anthony su regalo…
--¡Sorpresa! ¡Lo hice yo solita!—dijo la rubia con emoción.
--¡Ah, un pastel! ¡Todo para mi, gracias!—exclamó Anthony muy contento--¿Qué te parece si lo llevamos a mi habitación y al terminar el baile lo comemos solos tú y yo en el jardín de las rosas?—le sugirió el sonriente chico.
--¡Si, me encantaría! Vamos, yo lo llevo—Candy tomó el platón antes que Anthony dijera nada y salieron. Iban de regreso hacia las escaleras rumbo a la planta alta cuando se encontraron con los Leagan…
--¿Qué es eso?—preguntó Neal tomando el pastel de las manos de Candy.
--Un regalo de Candy—dijo Anthony adelantándose para quitarle el pastel pero Elisa lo tomó primero.
--¡Oh! ¿Puedo verlo?—preguntó haciendo como que se le resbalaba el plato de las manos.--¡Ay se me cayó!—
--¡ELISA!—gritó Candy enojada y casi a punto de agarrarla de los cabellos pero Anthony la detuvo.
En eso escucharon una voz que a todos dejó congelados…
--¡NIÑOS, que esperan la gente esta lista para que abran el baile!—era la tía Elroy.
--Elisa, ve pide a Dorothy que limpie eso—dijo la anciana que ya había visto toda la escena desde lejos.
--Pero tía…
--¡Obedece!... ¿No ves que ya casi empieza el baile?-- Elisa se alejó haciendo berrinche, seguida de cerca por Neal. --Hey y ustedes apúrense—se dirigió a Candy y Anthony.
--Si tía—
La anciana se alejo rápidamente por el pasillo rumbo a la fiesta.
--¡Oh Anthony! Tu pastel se arruinó—dijo la pecosa en un hilo de voz al ir caminando hacia el salón principal de la mansión.
--No te preocupes Candy, luego me puedes hacer otro, además ya me has dado el mejor regalo de todos---Anthony se detuvo y la tomó de las manos mientras ella lo miraba intrigada.
--¿Cuál? ¿Qué te he dado?
--A ver primero mi abrazo de cumple—La abrazó y entonces le dijo al oído: --Tu amor y yo te doy el mío---
--¡Anthony!—casi gritó ella separándose de prisa y colorada hasta la raíz de los cabellos pero con una gran sonrisa en los labios.
Llegaron al salón y empezó a sonar un vals, era el mismo que bailaron aquella primera vez, pero ahora eran mucho más felices pues ya poseían el mejor regalo que alguien te puede dar: el amor.
FIN
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