¿APTO PARA NIÑOS?
Creo que la mayoría de adultos recordamos que de niños nos encantaban las caricaturas, y las entendíamos como material dirigido exclusivamente para chicos. Y muchos de nosotros seguimos disfrutando las producciones animadas. Pero lo que a muchos no les está quedando claro, es que no todo lo que sea animado es apto para niños.
Varias semanas en cartelera, hasta que un día, por fin, Shrek 4 desapareció de las listas, con un reproche por parte de mi hijo porque nunca lo llevé a verla. Pero es que, en lo particular, Shrek no me parece apta para niños, pues además del original cuento de hadas que presenta (la parte que resulta atractiva para los niños), para mi gusto está demasiado cargada de sexualidad y vulgaridad. He reflexionado mucho sobre el tema, y claro que he pensado que exagero. Después de todo, no hay temas en Shrek que no aparezcan comúnmente en otro tipo de material al alcance de los niños ¿cierto?
¡Pués de eso se trata precisamente mi protesta! ¿porqué permitimos que nuestros hijos vean cualquier cosa que a alguien se le ocurre decirnos que es apta para niños? O peor aún ¿porqué no nos estamos tomando la molestia de analizar previamente el material que está al alcance de nuestros hijos, aunque parezca inofensivo?
Canales de televisión “aptos para niños” presentan entre su programación comerciales acerca de métodos anticonceptivos. No sé a ustedes, pero a mí no me parece necesario que un niño de dos años sepa aún como evitar un embarazo no deseado. Y cuando los comerciales son dirigidos a los niños, siempre orientan a nuestros hijos al egoísmo, a que le falten el respeto a sus mayores, a que sean rebeldes y desobedientes. Ejemplos: Bubaloo, Carlos V, y no doy más ejemplos, porque ya estoy lamentando servirles como publicidad.
Programas de televisión que hemos permitido que vean con la justificación de que son dibujos animados, como “Los Simpson”, “Padre de familia” y muchas otras por el estilo, que son diseñadas específicamente para adultos.
Dejemos de confiar en los programadores de los canales de televisión, pues esos canales donde un domingo transmiten las películas animadas de Disney, como Hércules y Toy Story, la siguiente semana transmiten sátiras cómicas de películas famosas, que ni por asomo son aptas para niños, tales como “Una película de miedo” (Scary movie), “No es otra tonta película de (la que se te ocurra, todas están igual de tontas)”. Estas películas están llenas de asesinatos, libertinaje, desviaciones sexuales, abusos de drogas, alcohol y otros vicios, además de que al tratarse de parodias de varias películas, no cuenta con una historia definida que valga la pena disfrutar.
Hay historias que nos venden como aptas para niños solamente por ser animadas, y no nos informan el género, como Coraline, podrá ser apta para niños, pero solamente para los niños que no les provoque pesadillas una película de terror, porque eso es, una película de terror animada.
Y hablando de géneros animados, los seguidores de manga y anime, género cultural japonés, no pueden entender como existe gente que aún se refiere a esta manifestación cultural con la definición “caricaturas japonesas”. Tanto el manga como el anime son una corriente cultural japonesa dividida en muchos géneros, algunos, los menos, aptos para niños, pero en su mayoría el anime está dirigido a adultos.
Para quienes aún no lo saben, los géneros del anime son:
Josei: anime para mujeres jóvenes adultas.
Kodomo: anime para niños.
Seinen: anime para hombres jóvenes adultos.
Shöjo: anime para chicas adolescentes.
Shönen: anime para chicos adolescentes.
Anime progresivo: animación hecha con propósito de emular la originalidad japonesa.
Cyberpunk: historias en mundos de avances tecnológicos.
Ecchi: anime cargado de situaciones eróticas.
Gekiga: anime dirigido a adultos por su contenido de imágenes dramáticas.
Gore: anime sangriento.
Harem: muchas mujeres atraídas por un mismo hombre.
Harem reverso: muchos hombres atraídos por una misma mujer.
Hentai: anime pornográfico.
Kemono: humanos con rasgos de animales.
Magical Girlfriend: una relación entre un humano y un alienígena, dios o robot.
Mahö Shöjo: chica bruja o con poderes mágicos.
Mecha: robots gigantes.
Meitantei: historia policiaca.
Post-Apocalíptico: historia en un mundo devastado.
Romakome: comedia romántica.
Sentai: anime de un grupo de superhéroes.
Shöjo-ai y Yuri: romance homosexual entre chicas o mujeres.
Shönen-ai y Yaoi: romance homosexual entre chicos u hombres.
Spokon: historias deportivas.
Shota: romance homosexual u heterosexual entre niños menores, o entre un niño menor y un adulto.
Loli: romance homosexual u heterosexual entre niñas menores, o entre una niña menor y un adulto.
Aún así, todavía merecen supervisión las clasificaciones que hacen de anime. Por ejemplo, Sailor Moon, es un anime Shöjo, sin embargo, Sailor Moon siempre termina desnudándose para salvar al mundo (eso es Ecchi) y la relación entre Michiru y Haruka es Yuri, la relación entre Darien y Serena es Loli, y la relación que Seiya quiere establecer con Serena lo convierte en… creo que mejor me guardo esta opinión.
Y tengo otra queja, ¿porqué en la gran mayoría de los programas “aptos para niños” las escenas más divertidas tienen que ver con desechos corporales? ¿No creen que resulta una educación ambivalente decirles a nuestros hijos que es incorrecto comerse los mocos en público, y regañarlos por no avisar para ir a tiempo al baño, mientras dejamos que la tele les diga que una flatulencia en público es de lo más divertido?
Y las lecturas al alcance de nuestros hijos. Por poner un pequeño ejemplo, Crepúsculo, el fenómeno que tiene vueltas locas a las adolescentes. Es apto para adolescentes en cuanto a la facilidad de la lectura, y Stephenie Meyer se ha hecho millonaria sin quebrarse mucho la cabeza en diálogos elaborados, y sin a veces siquiera seguir fielmente la propia secuencia de sus ideas. Pero el tema no es apto para jovencitas en desarrollo, con grandes confusiones aún en su personalidad. Pues esa lectura solamente les deja la idea de que es correcto pensar en suicidarse, es correcto pensar y hablar de sexo a la ligera, pues la protagonista demuestra que su irremediable amor por el taciturno vampiro se basa únicamente en la obsesión que le produce no haber tenido sexo aún con él.
Y la navegación por Internet. Aún cuando los niños no tengan la intención o la malicia para buscar páginas distintas a sus juegos o caricaturas favoritos, es increíble la cantidad de publicidad nociva para ellos que se encuentra en sus sitios de consulta, o la cantidad de enlaces relacionados que se detectan con los navegadores que no tienen nada de inocente. Y jugar en línea tampoco es una actividad segura para ellos, pues en los juegos en línea entra gente de todas las edades, que aprovechando el anonimato proporcionado por la pc, se desplaya en su vocabulario sin preocuparse quien puede estar leyendo sus comentarios y sentirse perturbado por ello.
Bueno, y se estarán preguntando ¿porqué tantas quejas de mi parte con lo que pueden o no ver los niños? Porque los niños son inocentes, crédulos, literales, porque todo lo que les ponemos a su alcance automáticamente lo toman como un hecho válido, cierto, y como una actitud que vale la pena emular.
Pero no pienso pelear con televisoras, ni con casas editoriales, pues la responsabilidad de lo que mi hijo ve en televisión, en cine, o lee en libros, es únicamente mía. Es nuestra la decisión de no confiarles a los medios la educación de nuestros hijos. Olvidémonos de la niñera electrónica. Aunque resulte cansado, antes de pensar en sentar al niño frente al televisor para que se entretenga y nos permita algo de tiempo libre, debemos analizar rigurosamente el material que pondremos al alcance de nuestros hijos, por favor, respetemos su infancia, que al fin y al cabo solo la tendrán una vez.
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